viernes, 26 de junio de 2009

¡Vivan los Mariachis! O los 50 años del Intiq Raymin

CUESTIÓN PREVIA:

El presente documento sobrel Intiq Raymin, lo escribí en 1994. Lo presenté a algunos intelectuales y artistas cusqueños, con la idea de publicarlo, pero nadie quiso correr el riesgo. Uno de ellos llegó a decirme, sinceramente, que si lo publicaba le quitaban la publicidad. Otro, que me aportó con información histórica, me dijo que era muy duro. Manuel Luna, el sicuaneño, lopublicó en la REvista de La Noche de Barranco en 1996. Lo pongo a consideración de los amigos en nuestro blog, porque el negocio de Emufeq no ha variado, creo que ganan más ahora, y mi malestar tampoco. En fin.

Hugo Fernando Salazar

Cusco, 22 de junio del 2009

"El teatro nace del ritual. Un ritual es una ceremonia mediante la cual un episodio fundamental de la historia sagrada de una comunidad es evocado, representado a través de accónes simbólicas. El hombre primitivo creía que no había diferencia entre el hecho evocado y su evocación. Al ser representado, ese hecho volvía a suceder realmente. la representación teatral como el ritual que le da origen es la ceremonia del eterno presente". Alberto Isola

"...mover una verdadera revolución espiritual en los hijos del Cuzco en particular , y del país en general, con respecto a la significación de nuestra tierra... recordar lo que vale el Cuzco, lo que fue en el pasado y el papel de preponderancia que jugó en la historia aamericana... la ciudad más venerable y antigua de este hemisferio, la única parte en que el tiempo de siglos se puede percibir con la emoción profunda que provoca esa sensación de eternidad... el Cuzco tiene posibilidades ilimitadas de un futuro y grande desarrollo económico... para ser el gran centro turístico del continente, y la gran fiesta del Inti Raymi podría convertirse en una de las fiestas mundiales como la Semana Santa de Sevilla, el Carnaval de Venecia o la Feria de Leipzig". (Revista de la Semana de Cusco)

Así, con visión, en 1944 Humberto Vidal Unda impulsó la Fiesta del Intiq Raymin. Luego, un grupo de intelectuales y artistas cusqueños a los que se sumaron Cesar Miró, Sebastián Salazar Bondy y José María Arguedas, trabajaron el guión dramático que sostiene la obra.

Hoy, no podamos afirmar que el espíritu de la fiesta sigue vivo. Lo que vemos es un pálido esfuerzo. El espectáculo ofrecido por la Empresa Municipal de Festejos del Qosqo el día 24 de junio de 1994, en el Templo del Qorikancha, la Hawkaypata y la Fortaleza de Saqsaywaman, es la paradoja de la fiesta Inka y del sueño del movimiento que lideró Vidal Unda.

Revivir el Intiq Raymin, aquel antiguo espectáculo comunitario de los pobladores de estas tierras que celebraban a la llegada del solsticio de invierno, en honor a su dios Inti con bailes, danzas, comidas, paseo de las momias de los Inkas, sacrificios de animales, pagos a la tierra, etc.; la fiesta más importante de la cultura Inka, que se celebraba todos los años en el mes de junio, implica un trabajo de filigrana, un continuo organizado permanentemente. Como diría alguien: "! Qué responsabilidad señores dioses del teatro, qué responsabilidad ¡".

La solemnidad de la ceremonia de los años 40, 50, 60, tenía sentido para una población sin contacto con fuera. Pero en 1994, la ciudad del Qosqo tiene la presencia de residentes, migrantes y turistas que configuran una sociedad cambiante. Si a esto le sumamos la llegada de la electrónica y la informática en nuestro diario vivir, concluiremos que nuestra capacidad de "redescubrir la espontaneidad teatral del goce artístico en sus mismos orígenes" *, precisa concepciones nuevas.

Es por eso que el Intiq Raymin, a la manera del Emufeq, no funciona. Si la idea de los organizadores es conseguir dinero para costear sus proyectos, vale; pero confieso que les falta imaginación. Si se piensa en el momento de comunión, del re-encuentro con nuestro pasado: todo cambia.

Existen serios problemas de concepción, de modo de ver el Teatro, en espacios abiertos. La dirección, la actuación, el espacio, el tiempo, la escenografa, la utilería, la música, el texto, el contexto y el empleo de la tecnología son limitados. No se desarrolla con ellos un sistema coherente, creativo, que resuelva las contradicciones que cada categoría plantea. Consigo misma y en relación con las otras categorías. Que el espectáculo responda a las necesidades de comunicación, que el pasado y el presente nos imponen.

La falta de profesionalismo de los responsables, y nuestro modesto ejercicio como público teatral, nos lleva a aceptar a un grueso de espectadores, como bonito; aquello que, observado con cuidado, resulta penoso para nuestro goce artístico.

Para muchos de los concurrentes es importante el encuentro con: los amigos, las chelas, la comida, los partidos del mundial, las ricas watias; la música de los mariachis que a 50 metros del Inka con trompeta, acordeón y guitarra alegraban a los hambrientos; TODO... menos la puesta en escena del Intiq Raymin.

! Pero ¡... ¿Qué pasa? La respuesta es sencilla: No se respeta al público. No se piensa en el re-encuentro. En ese momento, en ese instante, que en el Teatro, es el único que cuenta... y que tenemos que aprender a preservarlo, para que los presentes en la ceremonia volvamos a hacer memoria... que recordemos como nunca nadie ha recordado... que traigamos al presente, de una sola vez y para siempre, aquella historia...!nuestra historia!... que nos ayude a ver el futuro... sin la oscuridad que nos rodea.

Para los ciegos organizadores, por unos dólares más, es más importante dar facilidades al fotógrafo o camarógrafo que quiere llevarse un recuerdo de fotos y videos para mostrar a sus amigos o clientes.

!Y qué! de los pobladores de la Comunidad de Wainawailla, criadores de camélidos de Chumbivilcas, que se quedaron sin ejecutar la música fúnebre Inka, el Ayarachi; y los Keros, de Paucartambo, de los que no pudimos oír su música de siglos; y los comuneros de Pilpinto, provincia de Acomayo; y ... y....

Delegaciones enteras que creen en la tradición, en el rito sagrado... y en los organizadores. Ellos costean con sus magros recursos, movilidad y alimentación para poder comulgar con los presentes a través de su arte temporal. Pero se quedan parados, mirando la pampa que se llena de viento, frío y oscuridad, porque el "Inka se demora mucho". Y los organizadores disimulando apagan sus equipos de sonido... y se van...!dejándolos solos!

Seguimos tachando al indio de sumiso y cobarde, olvidando que no ha cesado de rebelarse contra todos los regímenes que lo siguen oprimiendo, como diría José Carlos Mariátegui. ¿O creen que hacerse los locos no es una forma de opresión? Sólo se presentaron danzas de otros departamentos, luego unos "hippies" peruanos, que dizque "están triunfando en Inglaterra". ¿A qué le llamaran triunfar, no? Tocaron música de...Puno... una Tuntuna. ¿Culpa de los organizadores? ¿Jugamos al gran bonetón?

Se sabe que algunos grupos de residentes en Qosqo, viven a costillas del Emufeq durante toda esa semana. Comen y duermen a costa de ellos y el 24 presentan una danza de su lugar de origen. Hacen lo mismo que el Emufeq. Reciben dinero a costa del ritual sagrado.

No hay trabajo etnocéntrico. No se construye la fiesta con nuestros valores culturales auténticos. Al descuidarlos, nos descuidamos nosotros mismos y todo se convierte en un gran negociado.

¿Todas las fiestas que organizan las instituciones oficiales deben terminan en esto? ¿Durará este tipo de celebración 50 años más?

Las intenciones que ahora se viven, no fueron las de los Inkas. Lo que ponemos en blanco y negro tampoco es un halago. Pero... así como cualquiera tiene el valor de pararse en un escenario a jugar a ser otro, así también... debe tener el valor de recibir la crítica o el aplauso de los presentes.

Y caminando, caminando, seguiremos repensando esto de la magia del ritual que pudo ser y no fue. ¿Seguirá no siendo? Hagamos fuerza colectiva para que el no, no sea más. Que no relacionemos con nuestras fiestas, la letra de esa ranchera que cantaban los mariachis en Saqsaywaman: "...corazón, corazón, no me quieras matar, corazón...".

QOSQO, 24 DE JUNIO DE 1994, TIEMPO DE HELADAS.

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*Raúl Sciarreta en Prólogo del "Breviario de Estética Teatral" de Bertolt Brecht. Edic. La Rosa Blindada. Buenos Aires, 1957.

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