domingo, 27 de marzo de 2011

Mensaje peruano en el Día Mundial del Teatro

POR CÉSAR DE MARÍA

El mundo vive una avalancha de falsa riqueza. La globalización y el consumismo nos han inducido a creer que poseer algún objeto lleno de leds es ser alguien en la vida, y a considerar más interesante a quien carga varios celulares que a quien lleva varios libros.

Con la muerte de los grandes ideales llegó el endiosamiento de las pequeñeces, de lo sobrevalorado, lo descartable, lo vacío. Y con eso llegó el desprecio a las ideas que exigen grandeza moral, llegó el permiso para hacer lo que convenga y no lo correcto, llegó la glorificación de lo bien hecho antes que del bien en sí mismo, llegó el sacrificio de aquello que nos hace pensar, en aras de la frivolización que solamente nos hace sentir. Ante este panorama, el teatro tuvo que asomarse al abismo y preguntarse si debe insistir en dar algo más que diversión, si debe arriesgarse a seguir pensando y proponiendo, si debe dejarse vencer por este mundo de oropel o enfrentarse a él, obligándolo a buscar lo superior, lo integrador, lo mejor de lo humano.

El mundo de hoy nos exige a los creadores teatrales preguntarnos, antes de crear, siqueremos solamente dinero y sonrisas o si aspiramos a cuestionar, a construir o a almenos, a preguntar con profundidad. En nuestro país, bañado hoy por la falsa felicidad del consumo –tan parecido a la Europa de entreguerras y por tanto, tan poco auspicioso-es peligroso ser un artista que piensa, ya no porque uno pueda terminar preso o desaparecido sino porque puede acabar perdiendo la fama y la riqueza que el éxito implica. Porque el éxito, hoy, se mide por los dólares que se reciben y no por las propuestas que se dan. Pese a ello, las mujeres y hombres del teatro peruano se arriesgan todos los días. Arriesgan su comodidad y su dinero –en el único estado de América que no apoya masivamente al arte ni a la tecnología- poniendo en escena obras que dicen lo que ellos realmente quieren decir. Arriesgan su prestigio al buscar, aún en los escenarios más lujosos, hablar de justicia y de exclusión para mover el alma del país. Y arriesgan el amor de sus familias al dedicarse a esto y al pelear para que la figuración venga acompañada por un mínimo de pensamiento crítico que nos mantenga lejos de la sección Espectáculos y nos dé méritos para seguir en la sección cultural.

El Perú necesita que sigamos peleando juntos por la revaloración de las ideas, de la belleza y de la crítica social. El Perú necesita que insistamos en ser mejores y sobre todo que insistamos en hacer mejores a quienes nos siguen. Que divirtamos mientras cuestionamos, que retratemos lo nuestro con inteligencia y que volvamos a darle valor al pensamiento, confiados en que las ideas que el país usará para crecer nacerán de gente como nosotros, creadores tercos e insatisfechos que contamos, por fortuna, con el apoyo de nuestro público, que viene a darnos lo poco que tiene esperando que le devolvamos mucho más. Porque sabe que somos capaces de dar muchísimo. En nuestro Perú tan querido, donde todos somos pobres culturalmente, nos toca a los artistas exigirnos más ideas para que nuestro público se enriquezca, entendiendo por riqueza no las cosas que se meten al bolsillo sino las que nacen de la mente y se enraízan en el corazón.

Mensaje del Día Mundial del Teatro 2011

Día Mundial del Teatro, 27 de Marzo

Por Jessica A. Kaahwa, Uganda


La reunión de hoy es un reflejo fiel del inmenso potencial que tiene el teatro para movilizar comunidades y tender puentes entre las diferencias.
¿Han imaginado alguna vez que el teatro podría ser una potente herramienta para la paz y la reconciliación?
Mientras las naciones consumen sumas colosales de dinero en misiones para la paz en áreas del mundo en violento conflicto, se le presta poca atención al teatro como alternativa individualizada para la transformación y el manejo de conflictos. ¿Cómo pueden los ciudadanos de la madre Tierra lograr paz universal cuando los instrumentos que se emplean para ello vienen de poderes externos y aparentemente represores?
El teatro permea sutilmente el alma humana atenazada por el miedo y la sospecha, alterando la imagen que tienen de ellos mismos y abriendo un mundo de alternativas para el individuo y por consiguiente para la comunidad. Puede dar significado a realidades diarias mientras previene un futuro incierto. Puede tomar parte de la política en formas simples, directas. Al ser inclusivo, el teatro puede presentar experiencias capaces de trascender conceptos pre concebido erróneo.
Además, el teatro es un medio probado para abogar e introducir ideas que sostenemos colectivamente, y por las que deseamos luchar cuando son violadas.
Anticipando un futuro pacífico, debemos comenzar por usar medios pacíficos que busquen entender, respetar y reconocer las contribuciones de cada ser humano en el proceso de conducir a la paz. El teatro es ese lenguaje universal por el que podemos enviar mensajes de paz y reconciliación.
Involucrando activamente a los participantes, el teatro puede hacer que muchas almas reconstruyan sus conceptos pre establecidos y, de esta manera, da al individuo la oportunidad de renacer para hacer elecciones basadas en conocimientos y realidades redescubiertas. Para que el teatro prospere entre otras formas del arte, debemos dar un enérgico paso adelante para incorporarlo a la vida cotidiana, tratando temas apremiantes de conflicto y paz.
Buscando la transformación social y la reforma de comunidades, el teatro ya existe en áreas devastadas por la guerra y entre pueblos que sufren pobreza o enfermedad crónica. Hay un número creciente de historias de éxito donde el teatro ha logrado movilizar audiencias para construir conciencia y ayudar a víctimas de traumas de post-guerra. Plataformas culturales como el Instituto Internacional del Teatro, que apunta a “consolidar la paz y la amistad entre las gentes” ya tienen existencia.
Es entonces una farsa mantenernos callados en tiempos como los nuestros, conociendo el poder del teatro, y dejar que los que empuñan las armas y los que arrojan las bombas sean los guardianes de la paz de nuestro mundo. ¿Cómo pueden las herramientas de alienación ser también instrumentos de paz y reconciliación?
Les conmino en este Día Mundial del Teatro a pensar en esta perspectiva y a difundir el teatro como una herramienta universal para el diálogo, la transformación social y la reforma. Mientras las Naciones Unidas gastan sumas colosales en misiones de paz en todo el mundo con el uso de armas, el teatro es una alternativa espontánea, humana, menos costosa y mucho más poderosa.
Puede que no sea la única respuesta para traer la paz, pero el teatro debe seguramente ser incorporado como una herramienta efectiva en las misiones de paz.


Jessica A. Kaahwa, Uganda
Jessica Kaahwa posee una larga y variada carrera en la investigación y el diseño de la metodología de comunicación participativa para el desarrollo. En la actualidad dicta clases en los departamentos de Teatro y Literatura en la Universidad de Makerere, que es donde también recibió su maestría. Obtuvo su licenciatura en la Universidad de Benin, Nigeria, donde también trabajó como locutora en el Servicio Exterior - Radio de Nigeria.


La Dra. Kaahwa realizó estudios sobre Historia del Teatro, Teoría y Crítica en la Universidad de Maryland, donde recibió su doctorado en el año 2001. También ha sido la impulsora de una serie de iniciativas nacionales que han tratado de utilizar el teatro y los medios de comunicación como una fuerza constructiva en la configuración de los conflictos y para en la mejora de la salud. Ella ha continuado experimentando con las teorías para ampliar el discurso sobre la práctica teatral. Un buen ejemplo es su reciente experimentación con "Teatro de significado personal" y "Teatro de Conflictos de comunicación." En la actualidad trabaja en la integración de teatro en las prácticas terapéuticas.